Todo empezó...
En 1988 se inauguró el primer Prosciutto en la esquina de Salta y Venezuela, en el tradicional barrio de Montserrat y en 2008, Prosciutto se expandió en el barrio de Caballito en la calle Florencio Balcarce 44.
Prosciutto está instalado en tradicionales conventillos de cascos históricos de Buenos Aires, edificios reciclados que resaltan su influencia arquitectónica italiana, armonizan espacios, crean salones y áreas que hacen un placer su recorrido. Este logro, hizo que Prosciutto recibiera el premio I.C.O.M.O.S., de nivel internacional, al mejor edificio reciclado en el rubro gastronómico.
La propuesta de Prosciutto es tan marcadamente italiana como su nombre y estilo lo indican. Cientos de piezas de jamones esperan su turno (un año de estacionamiento) para transformarse en especialidades saborizadas: crudo, serrano, pimienta negra, ajo, páprika, finas hierbas, etc. Las pastas artesanales son el sello distintivo de esta casa; para que no queden dudas su elaboración se hace diariamente a la vista del cliente. Este ambiente participativo y de complicidad con el cliente hizo de Prosciutto un lugar de paso obligado en el recorrido gastronómico de Buenos Aires.
Ambientado ‘cantina’ moderna con detalles que sorprenden, Prosciutto también goza de una agradable climatización y estacionamiento gratuito.
Luego de varios años de estudio y trabajo en Europa, especialmente en Italia, España y Francia, el empresario gastronómico y Cheff argentino fundador de Prosciutto, decidió volver a Buenos Aires con esta propuesta.
Hoy, Prosciutto sigue con su intención original de ofrecer deliciosos y originales platos, mientras se disfruta de un lugar que refleja cómo se vivía a principios de siglo en Buenos Aires.